Un recorrido de 700 kilómetros en bicicleta ha sido la muestra de agradecimiento que un vecino de Haro ha dedicado a su médico tras curarle una condropatía rotuliana de tercer grado.
Luis Domingo Andrés es el protagonista de esta asombrosa historia. «Mi intención era darle las gracias al doctor Ismael Fuente pero pensé que era poca cosa y como tenía una semana libre se me ocurrió realizar este recorrido», ha asegurado Luis a LAS PROVINCIAS. «Desde la medicina tradicional solamente me daban soluciones a mi problema mediante la prótesis o infiltraciones de gel advirtiéndome de que toda mi vida tendría problemas».
Ante este panorama Luis comenzó a investigar por Internet hasta que dio con la clínica Cedesna de Xàtiva de la que «lo que más me gustó fue la forma en la que trataban a sus enfermos, buscando la raíz del problema». Ni corto ni perezoso el vecino de Haro se informó de lo que se hacía en la clínica, cómo se hacía y de la duración del tratamiento «y pedí una semana en el trabajo para poder acudir a la consulta del doctor Ismael Fuentes».
Durante los primeros días de tratamiento «ya dejé de ponerme hielo y empezó a remitir la inflamación». Al cabo de una semana «ya notaba una mejoría considerable y en las sucesivas sesiones mejoré hasta el punto de que ya no me dolían las rodillas». Para Luis este tratamiento «fue increíble, el dolor había desaparecido y volvía a ser el mismo que antes de la dichosa enfermedad», ha asegurado. En la última visita, hace unos seis meses,
Luis quería darle una sorpresa a su médico y la verdad es que lo consiguió, porque tras comunicarle la noticia de que iba a recorrer 700 kilómetros en bicicleta para agradecerle lo que había hecho por él el doctor Fuentes «saltó de la mesa muy emocionado». Luis inició, él solo, su recorrido en Haro, hace unas dos semanas. Su siguiente parada fue Calamocha y continuó por Calatayud, donde hizo noche. Al día siguiente salió hacia Teruel, luego pasó por Mora de Rubielos, Montanejos, Jérica, Segorbe y Valencia.
Aproximadamente cuatro días de trayecto que le sirvieron de prueba para comprobar que se encontraba en buenas condiciones y que los dolores de rodilla habían desaparecido. A pesar de afrontar esta aventura él solo Luis ha explicado que durante su trayecto se encontró con más ciclistas con los que compartía su experiencia y le apoyaban y ayudaban, de hecho «en Valencia me encontré a unos ciclistas de Bétera que me acompañaron hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias». Fuente;
Las Provincias