Era un viernes como otro cualquiera, salí de trabajar y aún no sé muy bien cómo acabé metida en el coche de unos amigos con los que no había salido nunca....

En principio las lesiones no parecían tan graves: cinco costillas rotas y fractura de las vértebras L1 Y L2. Sin embargo, el páncreas tenía una fisura que nadie detectó y cuando me llevaron a quirófano 3 días después, los vertidos del páncreas habían causado estragos. Primero se perforó el colón y luego se fue perforando el intestino delgado. 

El cuerpo crea una defensa para protegerse de lo líquidos corrosivos recubriendo todos los órganos de una especie de moco que hace muy difícil la manipulación. Llegó un momento que en mi cuerpo estaba todo tan adherido que no se distinguía unos órganos de otros. Se temió muchísimo por mi vida, pasé por quirófano más de 40 veces, estuve en la unidad de cuidados intensivos más de 3 meses, pero finalmente pudieron controlar la situación con una ileostomía muy próxima, que distaba unos 70cm del tubo digestivo. Tras casi 9 meses de hospital, volví a casa en unas condiciones bastante malas. 

Mi abdomen estaba abierto y tenía varios estomas. Además portaba un catéter Hickman por el que me pasaba la nutrición parenteral que tenía que entrarme 12 horas al día para poder alimentarme, ya que prácticamente todo lo que comía y bebía salía hacia el exterior casi al instante por la ileostomía. Tenía que cambiarme de bolsa unas 13 veces al día. Eso sin mencionar la debilidad propia del encamamiento y la pérdida de la capacidad pulmonar derivada de tanto tiempo de respiración artificial y de las diversas infecciones. Mi espalda era otro de los problemas, no podía estar más de 10 minutos seguidos en pie porque al no poder fijarme las vértebras en su día por todo lo ocurrido posteriormente con el páncreas, se consolidaron ellas mismas como Dios les dio a entender. 


A pesar de todo, siempre conservé la esperanza de que pudieran reconstruirme el tránsito y de que en algún momento todo volviera poco a poco a la normalidad.
Después de varios meses en casa llegué al centro de Homeopatía y Osteopatía casi por casualidad, buscando un masaje que me aliviara los dolores. Cuando le conté mi caso al especialista me pidió que le llevara una radiografía de la espalda para poder empezar a tratarme. Después de tan sólo 2 sesiones mi calidad de vida ya había mejorado considerablemente. Los pocos minutos que le costaron a mi especialista colocarme la pelvis me habrían ahorrado mucho sufrimiento si hubiese conocido esa posibilidad y hubiera acudido al centro con anterioridad. 

Después de tratarme la espalda, mi especialista me aconsejó que empezara con la homeopatía para mejorar todo mi sistema inmunológico y para tratar las adherencias intestinales de cara a la nueva operación que me reconstruiría el tránsito. Así que empecé con la homeopatía y con periódicos masajes de las fascias con el objetivo de mejorar al máximo las condiciones para la nueva intervención. 
El gran día llegó y las cosas salieron mejor de lo previsto, esperaba estar en el hospital al menos dos meses y no llegó a dos semanas. Pudieron reconstruirme el tránsito con 4 anastomosis (empates intestinales) en total, en 1,80m de intestino delgado y una parte del colon. 

El cirujano comentó que estaba todo mucho más despegado de lo que se esperaba y que pudieron trabajar sin tantos problemas como se preveían. Una vez operada durante los días críticos posteriores a la operación hasta que se produce la primera deposición, mi especialista acudió varias veces a darme las sesiones de Osteopatía Craneosacral para poner todas mis tripas en movimiento. Una vez en casa, ya con mi tránsito reconstruido, seguí con mis tratamientos homeopáticos para tratar las diarreas, dolores y en fin, todas las molestias derivadas de la intervención. Y cuando ya me quitaron los puntos del abdomen, empecé a pincharme unos productos de homeopatía para tratar las adherencias y las cicatrices que han mejorado considerablemente.
Ya han pasado 6 meses y estoy cada día mejor. Mi experiencia con la Homeopatía y Osteopatía ha sido muy satisfactoria, se que las cosas hubieran sido muy diferentes de no haber sido por los tratamientos y se la recomiendo a todo el mundo. 


Mi consejo para todos aquellos que lo estén pasando mal es que se rodeen de las personas que quieren, que confíen mucho en sí mismos, que pongan toda su energía en superar el problema, que nunca pierdan la esperanza y por supuesto que no duden en ponerse en manos de los especialistas.

Bárbara Cruz Oliva

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